Vivimos por debajo de nuestras posibilidades

crisisDurantes los últimos años y como consecuencia de la «crisis» económica que estamos atravesando desde hace ya más de cuatro años, una de las frases más recurrentes, especialmente por determinados medios de comunicación y líderes políticos es la de: «Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades» refiriéndose al estilo de vida de la sociedad, y el excesivo endeudamiento en el que han incurrido familias y empresas.

Pese a que la mayor parte de las familias únicamente se han dedicado a trabajar honradamente para poder acceder a unos derechos y a una vivienda digna, se han utilizado estrategias de comunicación para hacer convencer a la opinión pública de que toda la culpa recae sobre la clase baja, que son los que han provocado esta situación. Si bien hace unos años podían convencer con la boca grande a la masa de la población sobre esta afirmación, tras los últimos escándalos de corrupción a día de hoy, volver a repetir la misma frase sería un gran detonante de indignación.

En una sociedad miope y cegada especialmente por el dinero y donde la prosperidad económica se mide exclusivamente por el PIB, en el cual pueden entrar valores como la venta de armamento y otras estadísticas que poco tienen que ver con la ética humana, es fácil que se hagan afirmaciones ciegas que lleven a conclusiones equivocadas, donde esta frase se convierta en un lema nacional.

Por un lado debemos tener claro que vivimos en un planeta finito, donde hemos derrochado recursos naturales inconscientemente, y hemos vivido durante unas décadas con un sistema monetario basado en la deuda desde la abolición del patrón oro, que ha provocado una gran inflación y un endeudamiento galopante de todos los sectores de la economía, incluídas las familias de a pié, que son las que más han sufrido el colapso de esta economía sin sentido.8225742341_cd813f92ab_o

Sin embargo, todo depende de la percepción y de la consciencia que tenemos en cada momento, y en los próximos años nos daremos cuenta de que no solo no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, sino muy por debajo de ellas. Cada año estamos siendo más conscientes y cada vez de forma más rápida de que lo que llamamos «nuestras posibilidades» o nuestra calidad de vida, no depende de los bienes materiales que poseamos individualmente y de los que podemos alardear para sentirnos mejores al resto, sino que la mayor parte de la felicidad de un ser individual depende de que su entorno sea también feliz, y que una persona por separado no puede conseguir bienestar si es diezmando el bienestar de sus vecinos.

Así pues, el movimiento maker que se está expandiendo a nivel mundial, el nacimiento de una nueva economía colaborativa con empresas como BlaBlaCar, Couchsurfing, AirBnb, etc… , las posibilidades que pueda propiciar esta tercera revolución industrial dando el poder de la producción al individuo basándose en una economía peer-to-peer, incluso de la gestión de monedas electrónicas como Bitcoin que omiten la administración centralizada y permiten a cada individuo ser el propio gestor de su riqueza dejando a un lado los bancos, la organización y participación ciudadana, la mentalidad de Software y Hardware Libre, además de las nuevas licencias Creative Commons, CopyLeft, CopyFarLeft, todo ello está provocando la creación de un nuevo ecosistema y un nuevo paradigma donde la riqueza individual no se concibe sin la riqueza colectiva.

Las nuevas tecnologías disruptivas, la evolución de esta consciencia, la apertura de datos para su uso libre, y la transformación de la sociedad hacia una forma de vida mucho más ética nos depara un futuro brillante que se plasmará durante el transcurso de esta década. Será entonces cuando veamos las infinitas posibilidades a las que podemos acceder cuando trabajamos unitariamente por la mejora del conjunto social, y podremos mirar retrospectivamente y darnos cuenta de que realmente en el anterior paradigma: «Estábamos viviendo por debajo de nuestras posibilidades», puesto que, omitíamos que, trabajando unidos podemos conseguir crear cosas increíbles que por separado nunca podríamos llegar a soñar.